viernes, diciembre 08, 2006

"SOÑANDO, IMAGINANDO, ILUSIONANDO..".por Manuel J. Márquez Moy


Según los últimos estudios la mayoría de los padres reconocen que no se encuentran capacitados para educar a sus hijos. Aunque los desafíos que la sociedad nos impone son cada día más elevados y complejos.


Ayer un amigo me leyó una frase que me hizo pensar profundamente. ¡Cómo decía...ah, sí,.."procura que el niño que fuiste no se avergüence del adulto que eres". ¿Realmente soy ahora la persona con la que yo soñé en mi mocedad, cuando era un niño...?. Porque cuando somos niños, ¡soñamos tantas cosas!. "Cuando sea mayor seré actor, o policía, o carpintero, o futbolista". Esto en lo profesional, pero como todavía no alcanzamos con nuestra conciencia infantil a pensar con claridad en la distancia del tiempo nos vamos fijando (imitando) en el mundo que nos rodea. Y pensamos en nuestro padre, o en Bernardo, el del almacén, o el maestro del colegio: "me gustaría ser como ellos, vivir como viven ellos". ¡Claro!, pero en nuestra tierna infancia no llegamos a percibir que, por ejemplo, Bernardo el del almacén, no sólo es aquella persona que despacha a la vecindad tras el mostrador.


Bernardo, lleva más de 30 años al frente de esos almacenes que ya se van perdiendo en la gran ciudad. Siempre ha estado rodeado de aves y animales, una de sus grandes pasiones.





Y cuando vamos creciendo y madurando nos damos cuenta que a Bernardo no le quedó más remedio que refugiarse en su almacén para poder sobrevivir y dar de comer a su familia. Bernardo, quizás, cuando fue niño se imaginó ejerciendo de veterinario y andar así -profesionalmente hablando- con animales. Aunque la realidad fue algo distinta. Hoy, en los descansos que le permiten tener, cuida en un desván a palomos, cacatúas, ardillas de Corea y otros "bichos" y así disfruta de sus sueños infantiles. Yo también soñé ser ciertas cosas: artista, fotógrafo, director de cine, periodista, escritor y, también para mí lo más importante, descubrir con el transcurso del tiempo quién era yo. No el yo de mis edades mozas. Porque como decía Kierkegaard, padre del existencialismo, del por qué esta Vida, "el yo no es algo que es, sino algo que será. Es una tarea".


Desde muy pequeñito me mandaron, no sé muy bien quién, pues entonces no leía a Sócrates, la mejor tarea de mi vida: conocerme a mí mismo. A veces es una tarea dura, aunque hermosa. Procura que el niño que fuiste no se avergüence del adulto que eres. La verdad es que, echando una mirada atrás en el tiempo, no voy muy mal encaminado con aquella persona que fuí cuando niño. Ciertamente la imaginación infantil se alimenta de las vivencias que tienes a tu alrededor, con tu familia, en el colegio, en tu barrio. Dependiendo de las experiencias así irás creciendo interiormente. Soñando, imaginando, ilusionando.

Por ello son muy importantes los mensajes que te dan y que recibes cuando eres niño, pero, ¡cuidado!, pues no sólo me refiero a la información, sino al cómo te dan esa información hablada, escrita, emocional. En definitiva, qué recibes y cómo recibes aquellos mensajes de tus padres, hermanos, amigos, maestros y vecinos, que te permitirán formarte, conformar con el tiempo tu personalidad. En mi infancia tuve más o menos suerte, ya que disfruté de una gran comunicación humana. En cambio, los niños tienen hoy un gravísimo problema de comunicación. Andamos los adultos tan metidos en nuestro mundo que nos olvidamos de comunicarnos con ellos. Y los niños tienen tantas cosas que decirnos a los adultos. A los que pensamos que por ser adultos ya lo sabemos todo. Los niños están en una edad en la que buscan mensajes.
Da igual si son rosas, blancos, verdes, amarillos o negros. Quieren mensajes, escarbar por todos sitios, olisquear, meter las narices donde puedan, y se aventuran en hacer travesuras. Y qué ocurre. Si no existe nadie que les ponga límites entre lo bueno y lo malo, lo que está bien y lo que está mal, los niños soñarán, imaginarán e ilusionarán, según los mensajes que ellos recojan, -aun sin depurar e interpretar que pueden llegar a ser los más destructivos-. Mensajes sin depurar por una familia, por unos padres, por un maestro,(tarea hoy hartamente compleja) que les interprete y oriente sobre aquello que están viviendo. Si no estamos cerca los adultos explicándoles, abrazándoles, enfandándonos, jugando, participando de sus vidas, del mundo de los niños, comunicándonos con ellos, los niños buscarán otros comunicadores: la tele, el ordenador, la play...en los mejores casos.


Es sabido que los elementos y argumentos que manejan los niños desde muy temprana edad son muy distintos a épocas pasadas, por lo que los hábitos y sustancias que están presentes actualmente, como drogas, sexualidad compulsiva, son excesivamente nocivos.
Entonces soñarán, imaginarán e ilusionarán lo que la televisión les diga, internet u otras tecnologías modernas mal utilizadas. Yo me alegro de ser concursante de esta vida y de recibir, tras muchos años de lucha placentera, el premio de estar encontrando la felicidad en las cosas sencillas y ciertas. Me alegro de seguir en la tarea de conocerme a mí mismo, pero siento con enorme preocupación que los niños de hoy sueñen, e imaginen y se ilusionen en ser robocops.


Manuel J. Márquez Moy, Miembro del Observatorio Internacional de Justicia Juvenil

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